jueves, mayo 17, 2007

Lucidez

Ocurrió de pronto, en apenas un instante. Caminaba deprisa por la acera, como si llegase tarde a algún sitio importante. Tropezó con un baldosa que sobresalía un poco. Por un momento solo existe el dolor, un dolor agudo que elimina todos los demás sentidos. Pero cuando se aparta cojeando, levanta la vista y...
... un momento de absoluta lucidez. Apoyado en un árbol observa la calle con un color nuevo... más brillante, como si todo el tiempo hubiese estado nublado, o su visión desenfocada. Como si al tropezar con esa piedra hubiese colocado la pieza que faltaba en el puzzle del mundo. Se aferró a esa sensación, sorprendido. De pronto todo estaba en su lugar, las cosas volvían a tener sentido, la confusión de tiempo atrás había desaparecido. Debía estar pálido, porque alguien se acercó a preguntarle si se encontraba bien. “Sí, sí, no se preocupe”, balbuceó. Aturdido aún comienza a andar, sin rumbo, hasta que encuentra un banco vacío, y se sienta, medio ausente. La sensación inicial, cercana a la euforia, se va diluyendo mientras sigue explorando en su corazón la razón de ese cambio... sin encontrarlo. Pero sigue percibiendo la realidad de forma distinta, y hay una sensación de retorno, de recuperación de algo perdido... Y junto a ello va surgiendo una nueva idea, aterradora: la duda. Por que ya no sabe qué realidad es la verdadera, si la anterior: confusa, llena de matices, inabarcable. O esta nueva, nítida, en donde todo encaja y todas la preguntas tienen respuesta... Se aleja del banco, inseguro, como quien tiene la certeza de que el suelo que pisa puede desaparecer de pronto bajo sus pies.