martes, noviembre 02, 2010

Llueve

Las vi pasar corriendo, entre risas, intentando alcanzar un autobús que ya estaba en marcha. La más joven se cubría el pelo moreno con una carpetilla de plástico rojo, la mayor corría con los brazos extendidos, recibiendo el agua sobre su cara. El autobús aceleró, pasó por un enorme charco, y el agua las alcanzó sin posibilidad de escape.


En un principio las dos quedaron quietas, silenciosas, sorprendidas. Un segundo después la mayor soltó un taco, y empezó a reír, mientras agitaba las manos, como si pudiese descargar algo del agua que la empapaba.

A su lado, la joven se quedó quieta, los hombros caídos, y un incipiente temblor en sus labios furiosos, aferrando la carpeta, mojada desde los pies hasta el flequillo. Seguí su mirada, por ver hacia donde dirigía su enfado, y para mi sorpresa, no miraba al autobús, sino a su acompañante.

- ¿Eres idiota?

Está gritando. Su amiga se ríe abiertamente, y no contesta.

- ¿Pero no ves lo que ha pasado? ¡Estamos empapadas!

Ella ríe de nuevo, sacude la cabeza y contesta:

- No es cómo caemos lo que nos hace fuertes, sino cómo nos levantamos...

- Brrrrrrrr

Bufa y se aleja, enfadada, esquivando los charcos en su camino...

La mayor me dedicó una sonrisa antes de correr tras ella.